Nuestros orígenes

Los primeros vestigios del pasado habitado que encontramos en el término corresponden al Neolítico y período del Cobre, y se localizan numerosos restos al pie de la sierra de Olula, destacando el yacimiento de la cueva de Humosa, pero la realidad histórica se inicia con los árabes, de cuya época quedan suficientes vestigios en modelos de construcción, urbanismo, torreones y un aljibe; el poblado primitivo de Olula se encuentra asentado sobre el margen derecho del río, en un lugar escarpado de fácil defensa sobre una roca que le sirve de base, la Piedra Ver de Olula, considerada como un símbolo de la localidad.H. de Jorquera decía (en Lentisco): «En sitio deleitoso y agradable para la vista y con buena fortaleça, en dicho valle del Almançora, está la villa de Oluia a quien las aguas del río la fructifican, con que abunda de todo mantenimiento siendo su cría de seda muy buena, frutas y legumbres. Habítanla cien vecinos con una parroquia diócesis de Almería: su fundación no consta...»

En 1488, durante la conquista de Almería por los Reyes Católicos, se producen las capitulaciones de los lugares del río Almanzora y Sierra de los Filabres y a continuación Purchena, Urracal y Olula del Río son entregados en señorío a Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, permaneciendo en su poder hasta 1560, en que pasan a ser tierras propiedad de la Corona, pero vendidas posteriormente a Miguel Serrano, hombre que se distinguió por la pacificación en la revuelta de los moriscos.

Al morir, pasa la posesión a su hijo Andrés Serrano, hasta que en el siglo XVIII el nuevo propietario del señorío es don Diego Manuel Mesía y Serrano. En la época de la conquista, según Cristina Segura, había huertas donde se cultivaban frutales variados, olivos y parrales y algo de cereal. El moral era el árbol que más aportaba a la economía de los Filabres, por la gran dedicación de sus gentes a la cría del gusano de seda, obteniéndose buenos beneficios.

Los marineros genoveses al comercializar la seda fueron los grandes beneficiados; el ganado vacuno era escaso y algo más numeroso el lanar y el cabrío, siendo famosas en Almería las salinas de Adra, las minas de plomo de Berja y las canteras de Mármol de Macael.

Algunos de los moriscos expulsados que no querían abandonar sus casas o tierras, dice Cabrillana, que se transformaron en bandoleros sádicos y refinados de la sierra. Encontraron en la rebelión la ocasión deseada para vengar todos los sufrimientos soportados y agrupados en torno al Gorri o el Ramí; realizaron sus actuaciones por el Valle del Almanzora y el río de Almería, y estos monfíes complicaron la vida a sus habitantes y participaron en acuchillamientos, quema de cristianos, incendio de los templos y robos continuos en la zona de Purchena-Olula



La ofensiva cristiana al frente del Marqués de los Vélez, que reunió en Vélez Blanco el 2 de enero de 1569 numerosos soldados, infantes y caballeros de distintos pueblos y, atravesando por Olula el valle del Almanzora y superando el murallón de los Filabres llegó a la villa de Tabernas en su camino hacia el valle del Andarax. Cuando don Juan llegaba a estas villas, los moriscos, aprovechando la noche, la abandonaban. Así, por ejemplo Tíjola fue conquistada el 25 de marzo de 1570, pero sólo encontraron en el pueblo a las mujeres y a algunos hombres enfermos; esa misma táctica utilizaron los moriscos de Cantoria y los pueblos limítrofes.

Con don Juan de Austria se intensifica el enfrentamiento, y en el alto Almanzora los moriscos, desde los cerros, observaban el movimiento de las tropas sin presentar batalla y con ahumadas avisaban a los vecinos de Purchena, Olula, Tíjola y otros pueblos del Almanzora. Durante la sublevación de los moriscos en Olula apareció una resistencia a la idea revolucionaria, que es fácilmente explicable debido a que los moriscos llevaban mucho tiempo viviendo en armonía con los cristianos y compartían algunas tradiciones y métodos de producción. No todos los moriscos de Olula se dedicaban a la actividad agrícola, había un grupo dedicado a los oficios de trajinería (molinería, transporte y mercadería de la seda...).

Desde la segunda mitad del siglo XVI hasta el primer tercio del siglo XX, es un pueblo eminentemente agrícola y ganadero, pero evolucionando hacia un núcleo de población industrial, laboriosa, dinámica y con mucho futuro. A partir de los años cincuenta se produce el despegue industrial, acogiendo posteriormente gran cantidad de inmigrantes de los pueblos circundantes, pasando su población de 1.800 habitantes censados en 1939, a los cerca de 7.000 que existen en la actualidad.


Olula, Corazón del Almanzora


Situación geográfica

Olula del Río se encuentra situada en la zona media-alta del Valle del Almanzora, más proxima a su cabecera que a la desembocadura, y a una altitud sobre el nivel del mar de 482 m. En el termino municipal merece destacar los accidentes físicos de los Corzos (1.161m.), Almirez (1.006 m.), Tesoro (1.119 m.) y la profunda garganta de la Cerrada del Maimón que divide Olula y Urracal. Su superficie es de 23,44 Km., expandiéndose de forma rectangular desde las ultimas estribaciones de la Sierra de las Estancias hasta ambos márgenes del río Almanzora. Su termino es estirado en sentido norte-sur con una longitud máxima de 10 Kms. Y 3.300 m. de anchura.

En la Sierra de los Filabres se localizan los ricos yacimientos de mármol, encontrándose grandes reservas de inmejorable calidad, acreditados como los mejores de España y en competencia creciente con los italianos de Carrara.

«El pueblo se halla en el valle del Almanzora, sobre una pequeña prominencia que destaca entre las huertas que bordean el río, desde cuyas márgenes el suelo se eleva con rapidez hasta las ásperas cimas de los cerros del Almirez y de los Corzos, cuyas vertientes se ven corroídas por las ramblas de Urracal, Huitar y Olula». Pertenece al partido judicial de Purchena y consideramos que es un lugar privilegiado para las relaciones comerciales y humanas, por encontrarse a una distancia similar entre Granada, Murcia y Almería, junto a los términos de Fines, Macael, Oria, Urracal y Purchena.Las máximas alturas, de unos espacios a cuidar por la riqueza de sus entrañas, son los cerros de los Corzos y del Tesoro, con cotas de 1.161 y 1.119 m., respectivamente, y otras como el Cerro del Almirez (1.006 m.), Cerro del Novio, Collado del Aire, la Hoya Honda, la Cerrada...; al Noroeste nos encontramos con los collados del Fraile y Hondo, cerros del Espliego, Quemado, Tesoro y la profunda garganta de la cerrada de Maimón, que van suavizando su pendiente en la bajada hacia el valle, por donde discurren ramblas como la de Ballester, que transportan el agua de los montes hasta el río Almanzora.



Las temperaturas suelen ser suaves durante todo el año, con veranos calurosos, noches apacibles y el invierno tolerable; la característica más destacable del clima de Olula del Río es la escasez e irregularidad de precipitaciones, que está creando problemas de aridez y reduciendo la capacidad de repoblación del monte. Pero algunos años en otoño, debido a la gota fría, se producen catástrofes originadas por aguaceros torrenciales y sus consiguientes inundaciones, como las que se produjeron en los años 1879 y 1973, causando numerosas pérdidas en las cosechas y propiedades.Otra consecuencia de la aridez es la existencia de una cubierta vegetal escasa, encontrándose casi todo el terreno en fase de rexistasia; de pinos, encinas y algarrobos todavía se pueden ver algunos dispersos por el monte, debido principalmente a la aridez y la despreocupación del hombre.

Entre este escaso arbolado el matorral que abunda es el esparto, bojas, romero, tomillo, retama, espliego, salvia, rabo gato, espárragos, cardos, ventisco y albaida. En primavera, en las laderas de las acequias y ramblas, aparecen numerosas florecillas, como violetas, campanillas y manzanilla, entre chopos, eucaliptos, zarzas, adelfas, pitas y cañas.En un término pequeño como el de Olula hay algunos anejos cercanos al casco urbano, destacando: La Noria, Huitar Mayor y Huitar Menor; Arroyo de Macael, Candelaire, Flax, Huimayor, Margen, Porro, El Prado..., que mantienen un ambiente de pueblo que lucha entre la tradición agrícola y el desarrollo industrial.

Dice de Olula el poeta J. Alfredo Egea: «Es de bella estampa, con calles antiguas, encalada y pulcra, con un fondo de sierras erosionadas que alivian festones de pinos», porque Olula es entrañable, acogedora, con un casco antiguo conservado en convivencia armoniosa con lo nuevo, señalando lugares tan emblemáticos como Callejón Hondo, El Pilar, Iglesia Vieja o la Morerica, en un hermanamiento presente con la Avenida Almanzora, Ramón y Cajal y Federico García Lorca; varias plazas que están en el recuerdo de la infancia y juventud de la mayoría y lugares para la convivencia como Los Bancos, España, De la Cruz, Alejandro Salazar, La Iglesia...

Un tipo de casas muy variable dependiendo de la época, los propietarios, economía del momento y las corrientes urbanísticas. Se alternan los edificios de planta baja, bloques de pisos y la novedad de los adosados, con cubiertas de terraza, aunque también encontramos de teja; mantienen las casas «de siempre» una estructura de tipo mediterráneo-morisco con fachada blanca de aspecto señorial por las bellas balconadas pintadas de negro; casi todas encaladas de un blanco intenso homogéneo, aunque algunas de construcción más reciente optan por otro tipo de revestimiento exterior.