Roscos y carretillas


En las vísperas del 20 y 23 se celebra la festividad de los patrones de Olula del Río, San Sebastián y San Ildefonso, fiesta declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía en el 1998.

Los habitantes de Olula se dedican a recoger leña y a tapar sus fachadas ya que el 19 y el 22, durante la noche, se inicia la gran fiesta del fuego, donde vecinos, protegidos y tapados sus cuerpos, se dedican, en un recorrido principalmente por el casco antiguo de la localidad, a lanzar miles de carretillas creando un aspecto fantasmagórico de pólvora y fuego.

Previamente se han encendido lumbres en puntos estratégicos del recorrido, aunque actualmente cada barrio organiza sus propias hogueras. Una vez finalizada la tirada de carretillas, comienza la fiesta de la comida, ya que en las ascuas de las lumbres se asan morcillas, chorizos, chuletas, patatas y se bebe hasta casi de día.

El 20, día de San Sebastián, se conmemora con una procesión muy peculiar que comienza con la salida de los Santos de la Iglesia Vieja y, cediendo su puesto a San Ildefonso, ambos Santos son procesionados por las calles del pueblo donde se les arrojan roscos y roscones desde los balcones, ventanas y terrazas por donde pasan.

Dichos roscos solo se hacen para esta ocasión, siendo promesa o tradición el arrojárselos a los Santos. La multitud que acompaña a los Santos intenta coger los roscos en el aire y se los guardan en la cintura, donde han formado una especie de saco alrededor de su cuerpo. El día de San Ildefonso se celebra el mismo ritual. En vísperas, carretillas, y al día siguiente la procesión de los roscos. Sólo que esta vez es San Ildefonso el que, por cortesía, cede su puesto a San Sebastián.

La tradición de encender hogueras y arrojar carretillas por las calles del pueblo la trajeron los habitantes, que una vez expulsados los moriscos, repobló Olula, ya que estos nuevos pobladores procedían principalmente del levante, sobre todo de las Comunidades de Valencia y Murcia. Por lo tanto podríamos fechar esta tradición aproximadamente sobre el año 1.600.

San Sebastián es patrón de Olula desde 1.568, cuando D. Juan de Austria, durante la guerra que mantuvo con los moriscos en su sublevación y siendo gran devoto de él, lo instauro como patrón dando el pueblo a su protección.

La devoción a San Ildefonso comienza a partir de 1.666. El arrojar pan a dichos Santo se cree que viene de promesas de agradecimiento por las cosechas, o que los terratenientes del pueblo arrojaban los roscos para que los habitantes del pueblo pudieran comer esos días, ya que una de las características de dichos roscos es que se pueden comer aunque pase mucho tiempo por la composición de su masa.